El paradigma de la custodia en la sección de Bereshit/Génesis de la Torá
Por Lord Rabí Dr. Jonathan Sacks
Pocos textos han tenido una influencia tan profunda en la civilización occidental como el primer capítulo del Génesis, con la visión trascendente de un universo creado por Dios. Puesto frente a la grandeza de la narrativa, lo que resalta es la pequeñez y la unicidad de los seres humanos, vulnerables pero también sin lugar a dudas separados de los demás seres creados. Las palabras del Rey David hacen referencia al asombro y a la humildad que la primer pareja debió haber sentido al verse maravillados por el esplendor de la creación.
Cuando contemplo tus cielos
La obra de tus dedos
La luna y las estrellas
Que has puesto en su lugar
¿Qué es la humanidad para que la recuerdes?
¿Los hijos de mortales para que los tomes en cuenta?
Ya que los has hecho menos que divinos
Y de gran honor y majestuosidad los has coronado.1
El honor y gloria que corona a la especie humana es su posesión de la tierra, que es otorgada como culminación del acto creativo de Dios: “Fructifiquen y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla”,2 esta noción se consolida en el salmo 115: “Los cielos, son los cielos para el Creador, pero la tierra ha sido dada a los seres humanos”. Mientras la narrativa de Bereshit claramente presenta al Creador como amo del universo, es el ser humano a quien se le da la responsabilidad de ser el amo de la tierra.
Aferrados a la desafiante noción de que los hombres son como gobernantes de la tierra, nos confrontamos cara a cara con las preguntas fundamentales sobre nuestro lugar en el universo y nuestra responsabilidad con él. Una interpretación literal sugiere un mundo en el que la humanidad tala bosques, mata animales sin límite y desecha residuos a los océanos a su voluntad, justo como lo vemos en el mundo en el que vivimos estos días. Por otro lado, el Rabino Abraham Itzhak Hacohen Kook escribió que “cualquier persona inteligente, debería de saber que el versículo en Génesis 1:28, no se refiere al dominio de un gobernante malvado, que aflige a su pueblo y sirvientes meramente para satisfacer sus deseos, de acuerdo a la corrupción de su corazón”3, ¿Realmente Dios creó el planeta tierra tan complejo y magnificente, solamente por el capricho de los seres humanos?
El capítulo primero de Génesis es solamente un aspecto de la ecuación bíblica. Se armoniza con la narrativa del capitulo dos, también de Génesis, que presenta un relato sobre la creación enfocándose en el hombre y su lugar en el Jardín del Edén. Adam es puesto en el Jardín “para trabajarlo y preservarlo”.4 Los verbos hebreos utilizados aquí son muy significativos. El primero, “le ovdá” literalmente se traduce: “para servirlo”. El ser humano es al mismo tiempo amo y sirviente de la naturaleza. El segundo término, “le shomra” significa “para preservarlo”. Este verbo es usado posteriormente en la legislación de la Torá, para describir las responsabilidades que un guardián debe ejercer sobre una propiedad que pertenece a alguien más. Este guardián debe vigilar y proteger la propiedad y es personalmente responsable por las pérdidas si su custodia es negligente. Ésta es quizá la mejor definición corta de la responsabilidad humana sobre la naturaleza, como la concibe el texto bíblico.
Nosotros no somos dueños de la naturaleza: “Del Eterno es la tierra y todo lo que contiene”.5 Somos sus guardianes en representación de Dios, quien creó y posee toda la existencia. Como guardianes de la tierra, estamos obligados a respetar su integridad. El rab Shimshon Raphael Hirsh explica en una original interpretación del versículo 1:26, “Hagamos a Adam a nuestra imagen y conforme nuestra semejanza”.6 Este versículo siempre ha sido enigmático, ya que el fundamento de la Torá es la singularidad y unicidad del Creador. ¿A quién consultaría Dios en el proceso creativo del primer hombre? El “hagamos” está en plural ya que Dios lo consultó con el resto de la creación. Antes de crear al hombre, un ser destinado a desarrollar la capacidad de alterar y posiblemente poner en peligro el entorno natural, Dios busca la aprobación de la naturaleza. Esta interpretación implica que haremos uso de la naturaleza, solamente de un modo que sea fiel al propósito de su Creador, implica que la naturaleza dio consentimiento sobre la existencia humana.
El mandato de ejercer dominio en el primer capítulo, por lo tanto, no es técnico sino moral: La humanidad controlará y hará uso de los recursos naturales, dirigiéndose al servicio del Creador. Más adelante encontramos que este mandato está limitado bajo los parámetros de servir y preservar como lo vemos en el capitulo dos. La famosa historia en Génesis 2-3 (sobre la ingesta del fruto prohibido y la primer pareja exiliada del Edén) apoyan este punto. No todo está permitido. Hay límites en la forma en la que interactuamos con la tierra. La Torá contiene mandamientos sobre cómo sembrar, cómo recolectar huevos y cómo preservar árboles en tiempos de guerra, por nombrar algunos.7 Vemos hoy en día que múltiples ciudades viven bajo una nube de smog, mientras alarmantes cantidades de mercurio fluyen sobre grandes sectores de los mantos acuiferos y océanos del planeta..8 Somos responsables por la tala de enormes extensiones de selvas, principalmente por la demanda humana de carne y madera que están acabando con cientos de especies de animales y vegetales.9 Es imposible ignorar el impacto masivo que nuestra sociedad global industrializada está teniendo sobre los ecosistemas de la tierra. Nuestro ilimitado uso de combustibles fósiles destinado a mantener nuestros intensivos estilos de vida, ha ocasionado el cambio del clima en el planeta. La comunidad científica predice tormentas cada vez más intensas y destructivas, inundaciones y sequías causadas principalmente por cambios en la atmósfera ocasionados por las acciones del ser humano.10 Si no tomamos acción de forma inmediata, vamos a poner en riesgo la supervivencia de nuestra civilización tal como la conocemos.
El Midrash dice que Dios le mostró a Adam los alrededores del Jardín del Edén y dijo, “Mira mis obras, que hermosas y dignas de alabarse son, lleva a tu conciencia el no destruir ni corromperlas, porque si lo haces, no habrá nadie después de ti que lo repare”.11 La creación tiene su propia dignidad pues es la obra maestra de Dios, y por eso tenemos el mandato de usarla, no tenemos ninguno de destruirla. Rab Hirsch dice que Shabat fue dado al hombre “Con el sentido de no volvernos arrogantes en el dominio de la creación divina”, en el día de descanso, “el hombre deberá regresarle el mundo a su Dueño, con la intención de internalizar que solo le fue prestado”.12 Arraigado al proceso de la creación y central en la vida de cada judío hay un recordatorio semanal, que nos dice; nuestro dominio sobre la tierra debe ser “Le shem shamayim”, en el nombre del cielo.
La elección es nuestra. Si continuamos viviendo como si Dios solo nos hubiera ordenado dominar la tierra, entonces debemos estar preparados para que nuestros hijos hereden un planeta seriamente lastimado, con el futuro de la civilización humana puesta en peligro. Si vemos nuestra función como amos de la creación, como una oportunidad de realmente servir y proteger al planeta, sus creaturas y recursos, entonces conservaremos nuestro estatus como guardianes de la tierra y elevaremos a nuestras nuevas generaciones a un ambiente mucho más cercano a aquel del Edén.
1 Salmo 8:3-5
2 Génesis 1:28 El versículo continúa; “Y que domine sobre los peces del océano, y sobre las aves en el cielo, y sobre toda creatura que se arrastra sobre la tierra”.
3 “A vision of vegetarianism and peace” (“Una visión de vegetarianismo y paz”), Ha rabí Abraham Hacohen Kook, Editado por Rabí David Cohen, el Nazir de Jerusalén, traducido por Rabí David Sears.
4 Génesis 2:15
5 Salmos 24:1
6 Comentarios sobre este versículo por Radak, Ramban y Raldag también arrojan luz a este punto.
7 Levítico 19:19, Deuteronomio 22:6-7, Deuteronomio 20:19-20
8 Agencia norteamericana de protección ambiental, reporte disponible en línea en: www.epa.gov/waterscience/fish/advisories/2006/index.html#synopsis
9 Ver por ejemplo “Study warns climate change and deforestation will lead to declines in global bird diversity” (“Estudio advierte que el cambio climático y la deforestación provocará declives en la diversidad global de las aves”) www.physorg.com/news100281894.html
10 Ver el reporte de el panel intergubernamental sobre cambio climático en www.ipcc.ch
11 Midrash Kohelet rabba, 7:13
12 Rabí Shimshon Raphael Hirsch, “Nineteen letters” (“Diecinueve cartas”), de Ben Uziel, pag 30.