Intro al Judaismo y el medio ambiente
An Introduction to Judaism and the Environment:
The Commandments Traditionally Thought of As Comprising a ‘Jewish Environmental Ethic’
Por Rabino Yonatan Neril
En octubre de 2009, en el Castillo Windsor de Inglaterra, se puso en marcha un esfuerzo interreligioso para abordar el cambio climático. Nigel Savage, uno de los representantes judíos, presentó un plan de siete años para el pueblo judío sobre el cambio climático. Comenzó diciendo: «Ustedes podrían argumentar que el pueblo judío ha estado pensando acerca de la energía sustentable desde que D’s habló a Moisés a través de una zarza que ardía, pero que nunca se consumía. Moisés fue quizá el primer ambientalista: El recicló su palo de una serpiente, logró que Egipto apagara todas sus luces durante tres días, y convenció a toda una nación de unirse en una caminata de 40 años.» [1]
Un enfoque tradicional sobre judaísmo y el Medio Ambiente
Gran parte de la literatura actual sobre el judaísmo y el medio ambiente se centra en un pequeño número de mandamientos que se relacionan con este. La Torá contiene mandamientos específicos, en particular, que podríamos llamar «ecológicos». Dicho de otra manera, ponen de manifiesto una preocupación para el mundo que D’s creó. Me referiré brevemente a cuatro ejemplos.
En primer lugar – el año sabático, o en hebreo Shnat HaShemita. El libro Vaikra, capítulo 25 comienza así: “Habló D’s a Moshé en el Monte Sinai diciendo: Habla a los hijos de Israel y habrás de decirles: Cuando entréis a la tierra que Yo os doy a vosotros, habrá de descansar la tierra, descanso ante Hashem”. En su artículo sobre Shnat Shemita, Noam Sendor escribe, los judíos «están obligados a observar el año sabático y a dejar de trabajar la tierra de Israel cada siete años … A pesar de que este mandamiento se dirige a la tierra, es responsabilidad del ser humano hacer que toda la creación vuelva a tener una relación apropiada con D’s. A través de nuestra abstención de plantar, podar, labrar, recolectar o cualquier otra forma de trabajar la tierra, a la tierra se le permite descansar y así lograr la unión de Shabat. Esto nos otorga tiempo para contemplar cómo no es a través de la fuerza de nuestras manos que la Tierra da sus frutos.» Shnat Shemita ofrece a los judíos un cambio de paradigma total en nuestra forma de comer, trabajar y relacionarnos con la tierra, por un año completo, cada 7 años.
Una segunda área de “preceptos medioambientales» son las leyes que se ocupan de la agricultura en la tierra de Israel. En Shmot, capítulo 23 dice: “Tres veces en el año ofrecerás sacrificios ante Mí… y la festividad de la cosecha: las primicias de tus labores, lo que sembrares en el campo y la festividad de la recolección, al concluir el año, cuando tú recojas el fruto de tus labores del campo… Los primeros frutos de las primicias de tu tierra habrás de traer al Santuario de Hashem, tu D’s”.
Esta fuente muestra cómo las festividades judías eran originalmente fiestas agrícolas, y cómo a los judíos se les ordena traer los primeros frutos de sus cosechas al Beit Hamikdash en Jerusalem, en agradecimiento a D’s por los frutos de la tierra. El pueblo judío era principalmente un pueblo agrícola, capaz de apreciar los ciclos naturales que D’s puso en el mundo y conectarse con D’s ofreciendo algunos de los productos de sus cosechas en Pesaj, durante la cuenta del Omer, y en Shavuot. La Mishná describe cómo la ofrenda de cebada del Omer, hecha en Pesaj, y los dos panes de trigo, ofrecidos en Shavuot, tenían que ser traídos de los más selectos granos de la nueva cosecha de la tierra de Israel. Estos mandamientos y muchos otros promovían una fuerte conexión entre el granjero judío, la tierra de Israel, y D’s.
En tercer lugar, el precepto «no destruir-en hebreo Bal Tashchit» es tradicionalmente considerado como el clásico “mandamiento ecológico”. En Dvarim, capítulo 20, versículo 19 dice: «Cuando pongas sitio a una ciudad por mucho tiempo para conquistarla, no destruyas sus árboles con hachas, porque puedes comer sus frutos. ¿Acaso es el árbol del campo un hombre para que lo hostilices?”
Mientras que la Torá prohíbe a un ejército judío talar árboles frutales en tiempos de guerra, los rabinos del Talmud (200 E.C-~ 500 E.C) entienden este versículo como un principio general más allá de la guerra y de los árboles frutales. Se prohíbe, directa o indirectamente la destrucción de cualquier cosa que pueda ser de utilidad para las personas.
Maimónides (1135-1204, España) explica que un judío tiene prohibido «destrozar utensilios domésticos, rasgar la ropa, demoler un edificio, interrumpir un manantial, o destruir artículos de la comida.» (Mishná Torá, Hiljot Malajim, 06:10) Noten la expansión de lo que está prohibido más allá de los árboles frutales, a una serie de recursos útiles, y más allá de la tala directa, a la destrucción indirecta por medio de detener un manantial para negarle agua a un árbol.
Muchos Rishonim (sabios rabínicos que vivieron entre 1000 y 1500 E.C) concluyen que desperdiciar cualquier recurso beneficioso para los seres humanos es una prohibición de la Torá, o d’oraita. Así Rav Ovadia Yosef (de hoy en día, Israel) prohíbe cortar un árbol frutal para ampliar la propia casa, por razones de lujo; el Pele Yoetz (R. Eliezer Papo, siglo 19, Europa), prohíbe la compra de alimentos más caros de lo necesario, cuando el coste extra no hace a la comida más saludable; Rabeinu Yerujam (1280-1350, España), se opone al desperdicio de agua cuando los demás están en necesidad, el Talmud se muestra en contra de la quema derrochadora de aceite o combustible (Tratado de Shabat 67b), y, por último, el rabino Shaya Karlinsky, declara que tomar más comida de la que uno puede comer en un buffet, se considera Bal Tashjit. Comer en exceso puede ser una trasgresión doble de Bal Tashjit, en primer lugar al derrochar comida, y en segundo lugar, por dañar el cuerpo de uno (Oraj Mesharim 29:6).
En cuarto lugar, los rabinos en la época del Segundo Templo, hicieron decretos para garantizar la sustentabilidad ambiental de los asentamientos judíos en la tierra de Israel … (Mencionar el decreto de los árboles y el decreto de las cabras y ovejas).
Por último, la Torá y la tradición rabínica contienen preceptos de un amplio rango sobre el trato humanitario a los animales, Tzaar Baalei Jaim. La Torá ordena en Vaikra 22:28 que » y un animal vacuno u ovino, a él y a su cría no habréis de degollar en un mismo día”. Los rabinos del Talmud entienden de esto que sería cruel sacrificara una madre y su bebé en el mismo día, y perciben esto como un mandato más amplio de tratar a los animales humanitariamente. Otros ejemplos en esta área incluyen el mandato a los judíos de dar descanso a sus animales durante todo el Shabat, sacrificar animales con un cuchillo extremadamente afilado para minimizar el dolor, y de acuerdo con algunos puntos de vista, no comer carne de ternera por la forma en que se cría.
Todos estos preceptos – el año sabático, las leyes agrícolas, no destruir, y el tratamiento humanitario a los animales- están profundamente vinculados con el medio ambiente. Durante las últimas décadas, esto es parte de lo que judíos han llegado a conocer como el ecologismo judío. Esta interpretación de Judaísmo y el medio ambiente’ ve a los mandamientos ecológicos manifiestos y explícitos como elemento central de lo que la tradición judía dice acerca de la sustentabilidad. Sin embargo, en nuestros tiempos estos mandamientos son por lo general marginales a la vida de los judíos y su observancia del judaísmo.
¿Por qué? La urbanización, la industrialización, la destrucción del Templo, y los casi 2000 años de exilio del pueblo judío, son algunas de las causas. Con cerca del 98% de los judíos de hoy trabajando fuera de la agricultura, Shnat Shmita y los mandamientos agrícolas han perdido relevancia para la mayoría de los judíos. Varios miles de agricultores en Israel observan estas leyes en sus prácticas agrícolas, pero la mayoría del pueblo judío no los experimentan como una realidad «in situ». Por otro lado, el mandamiento de «No destruyas» se entiende en la ley judía como aplicable a un rango más estrecho de casos. Y el rápido crecimiento de la agronomía industrial en las últimas décadas, ha dejado atrás la respuesta del sistema halájico en relación a las leyes de trato humanitario a los animales, en las instalaciones de producción en masa.
Estas cinco áreas, solían ser mandamientos y decretos rabínicos, que regían la vida del día a día y año a año.
Pero debido a que los judíos están viviendo de una manera más desconectada de la tierra y la naturaleza, estan desconectados de estos mandamientos. Lo que tradicionalmente es considerado como una «ética judía del medio ambiente» existe en teoría, pero mucho menos en la práctica. A pesar de esto, todos estos preceptos contienen importantes enseñanzas acerca de cómo relacionarnos con la vida y con D’s, y debemos entender estos mensajes de ellos. Los esfuerzos recientes por relacionarse con el significado contemporáneo de estos mandamientos son elogiables, y continuarán formando una parte importante, aunque incompleta, de una ética judía medioambiental.
[1] Nigel Savage,director ejecutivo de Hazon, discurso dado en octubre, 2009, en Windsor Castle en la presentación de un Plan de Siete Años para el pueblo judío sobre el cambio climático.